Apuntes adicionales sobre el sacerdocio

Hemos publicado, en nuestra serie sobre el sacerdocio, algunos aspectos del servicio cristiano, Dios, Cristo y la manera en que nos relacionamos con el Senor para llevar a cabo Su plan eterno.

Recordemos:

– Cristo como el renuevo doble para cumplir el propósito de Dios como el Sumo sacerdote y el Rey

– El sacerdocio y el reinado hace que el hombre tenga la imagen y el dominio de Dios

– El regreso a la normalidad como sacerdotes para la edificación que Dios lleva a cabo

Cristo como renuevo doble; renuevo de Jehová y renuevo de David, está capacitado, como Dios-hombre, Dios completo, Dios perfecto, para llevar a cabo el propósito de Dios.

En Juan 1:1 vemos una declaración asombrosa y maravillosa. Es uno de los grandes misterios revelados al hombre en esta era y que estuvo oculto por muchos años. “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios“. “En el principio” se refiere a la eternidad pasado, según constatamos en Colosenses 1:17 y Génesis 1:1. El Verbo (el Logos) es Dios mismo expresado. Dios se expresa, es un Dios que se manifiesta, se da a conocer. Dios habla y Su palabra es Él mismo dado a conocer. Dios es indivisible. Así que el Verbo y Dios de ningún modo pueden ser entidades separadas. Así que el Logos es eterno, estaba con Dos por cuanto la expresión de alguien no puede ser separada de él mismo -aunque este ejemplo no es absolutamente perfecto- pero nos ayuda en esta aproximación a la realidad divina. Por ello, estar con Dios y ser Dios no son necesariamente contrarios bajo la luz de la revelación divina acerca de la persona de Dios.

Más adelante en el versículo 14 leemos “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros (y contemplamos Su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de realidad”. Aquí vemos que el Verbo, que es Dios, el Dios completo se hizo carne. La encarnación se refiere a Dios, no a un tercio de Dios. ¡Qué manifestación tan absolutamente maravillosa! ¡Dios se expresa y se encarna -se hace hombre, entra en la humanidad! Amo a Dios, la expresión de Dios, la manifestación de Dios y la encarnación de Dios. Esta encarnación es una especie de proceso al cual Dios voluntariamente se somete. Esta clase de traslado para alcanzar a la humanidad, desde dentro, participando de ella, es simplemente perfecto. Por un lado, en término de Su esencia, la naturaleza de Dios, Él nunca cambia, pero en términos de Su plan para alcanzar Su propósito, Dios se viste de hombre para llegar a nosotros. Dios llega a ser Dios-hombre. Jesús es Dios y es hombre.

Como hombre Jesús desciende de David. Pertenece al linaje de David, hijo de Isaí. Él es el renuevo de David, vástago de Isaí. La palabra “vástago” se relaciona con su doble condición, de Dios y de hombre. ¿Por qué Dios inició este peregrinaje hacia la humanidad? Él quería edificarse una morada con el hombre. En Zacarías 6:12-13, al final de las profecías de ánimo, vemos que el Señor edificaría Su Templo, como Sumo sacerdote y Rey. Un sacerdote en posición real o un sacerdote real, sin ningún conflicto entre ambas funciones.

El Señor como Sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, Rey de Salem y sacerdote del Altísimo, contiene en Sí mismo, en Su ministerio terrenal y en el celestial, el sacerdocio aarónico, para resolver el asunto del pecado, el sacerdocio real, para derrotar a Su enemigo y edificar Su casa espiritual y el sacerdocio divino, mediante el cual somos infundidos con la vida divina para resolver el asunto de la muerte y sus consecuencias (Ro 5, 8). Hebreos trata del Cristo celestial, que edifica la iglesia, al obtener un sacerdocio (grupo de sacerdotes reales) que funcionen apropiadamente en la vida de la iglesia, que edifican así la morada de Dios y son ellos mismos la morada de Dios (1P 2:5). ¡Aleluya!

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El sacerdocio hace que el hombre tenga la imagen de Dios, la expresión de Dios (2Co 3:18; Ro 8:28-29); y el reinado hace que el hombre tenga el dominio de Dios, la autoridad y poder en Cristo para derrotar al enemigo de Dios, en representación de Dios (Gn 1:26; Ro 16:20; Mt 28:19-20). La línea del dominio es la del reinado. este reinado de manera muy práctica es para que reinemos en la vida divina por la abundancia de la gracia, sobre Satanás, el pecado y la muerte. Este es un reinar de ámbito triple que constituye el fin del reinado que obtenemos en el Señor. Sólo de este modo representamos apropiadamente a Dios, en Su reino (Ro 5:17, 21). Esto sólo puede ser obtenido en el desempeño apropiado del sacerdocio. Si lo comentamos de manera muy práctica y muy simple, pudiera ser así: Si vamos al Señor en nuestro espíritu, lo disfrutamos, lo experimentamos, pasamos tiempo con Él, seremos llenos de Él hasta rebozar, entonces estaremos reinando en Su vida por la gracia, con Cristo, en Su reino, representando a Dios y satisfaciendo a Dios, con miras a la edificación de Su morada.

En el milenio esto será mucho más claro y evidente. Seremos reyes y sacerdotes con Cristo (Ap 2:26-27; 20:4, 6).

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Cuando esto hacemos, desde la perspectiva bíblica y de la administración de Dios, para el cumplimiento de Su propósito, regresamos a la normalidad. El sacerdocio con el reinado, para la edificación; el sacerdocio para el reinado, que edifica; el sacerdocio real que produce el edificio de Dios, y es la morada de Dios y los hombres… es la normalidad. Cualquier revelación en la Escrituras nos lleva a esto. Esto es funcionar. No se trata de hacer algo para Dios en términos naturales. A lo lago de la historia de la iglesia, la función sacerdotal ha sido muy dañada, pervertida, hasta eliminada y sustituida con otra cosa que hoy llamamos “tradicional”, y que no cumple el deseo del corazón de Dios. Por ello es importante, como creyentes, abrirnos al Señor sin reservas, para recibirlo sin influencias tradicionales, y ser salvos de la corrupción y la degradación, y que Dios pueda obtener en esta era lo que se propone desde la eternidad pasada. Si somos llenos de Dios, saturados de Dios, constituidos con Dios, Él espontáneamente fluirá de nosotros.

Debemos ser modelos apropiados y vivientes de Cristo en la tierra

Todos los creyentes, sin importar la edad, su crecimiento en la vida divina, su madurez natural, el tiempo en que han sido salvos y su trasfondo cultural, son hijos de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo. Todos somos de la familia de Dios. Así que, en ese sentido, todos debemos recibir la Palabra de urgencia en cuanto a ser modelos, llegar a ser modelos, es decir, que son aquellos que muestran a Cristo a otros, como hijos genuinos que somos. Un modelo es alguien cuya función es modelar, entiéndase mostrar, lucir algo. El modelo pierde su identidad como tal, una vez despojado de aquello que modela. Modelo también es patrón, ejemplo de algo. Hemos de ser personas que muestran a Cristo a otros y que son ejemplos al hacerlo.
Cuando reflejamos a Cristo, los que están a nuestro alrededor saben de manera espontánea que tenemos algo diferente, que contenemos algo que ellos no poseen y que ese algo es maravilloso y superior. Ellos llegan a conocer a Cristo mediante nosotros, mediante nuestro vivir y hacer. Por ello hemos de estar dispuestos y debemos aspirar a ser modelos eficaces y cabales del Cristo estupendo, dulce, maravilloso y amoroso que mora en nosotros. Los modelos enseñan a otros en Sus virtudes humanas los atributos divinos de Dios. Un modelo auténtico no es aquel que ha transformado y condicionado sistemáticamente su exterior siguiendo una disciplina religiosa, sino aquel que se ha entregado completamente a Dios y lo vive, para expresarlo, llegando ser él mismo la expresión de Dios.
El Señor Jesús fue un modelo. 
El Señor «disfrutó al Padre como la gracia más rica y el amor más dulce» para de esta manera vivir por causa del Padre y para expresarlo. Todos los que vieron a Jesús vieron al Padre, pues Él modelaba al Padre. No sólo vivía por el Padre, sino que este mismo vivir era la expresión del Padre. Pedro dijo que nosotros debemos ir en pos del Señor, Quien es nuestro modelo, para ser Su reproducción (1P 2:21). Según Juan, «como Él es, así somos nosotros en este mundo» (1Jn 4.17)
Pablo fue un modelo.
Pablo fue un creyente que vivió a Cristo. Para Pablo, Cristo no era muy importante, ni siquiera era lo más importante para Él, sino que cristo era el mismo vivir de Pablo, lo cual es algo superior a lo anterior, así que Pablo era alguien que vivía a / por Cristo y lo expresaba, así que los creyentes podían ver a Dios en Pablo. La gloria de Dios era la expresión de Dios en Pablo. Esto significa que Pablo magnificaba a Cristo. ¡Qué vivir el de Pablo! ¡Qué ejemplo práctico tan elevado y puro el de Pablo para nosotros! Todo esto era así no por la virtud natural o el esfuerzo titánico de Pablo. Esto llegó a ser así «por la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo» en Pablo y para el bien de todo el Cuerpo de Cristo.
Pablo le encomendó a Timoteo que fuera un modelo, y a nosotros.
Timoteo fue un modelo, según Pablo le encargó, «en palabra, conducta, amor, fe y pureza» (1 Ti 4:12). Todos debemos ser imitadores de Dios, como hijos amados, no por nuestra vida natural sino por Su vida divina en nosotros. Es por la vida divina que nosotros podemos ser perfectos como nuestro Padre es perfecto, no por ningún sistema o receta exterior (Mt 5:48). También debemos ser imitadores de Cristo, como Pablo lo fue. Nosotros imitamos  aquellos que imitan a Cristo. Esta es la única razón para hacer esto. Sin Cristo, imitar a un hombre no tiene ningún sentido, pero Pablo era un modelo para nosotros establecido por Dios entre nosotros y para nuestro bien (1Co 11:1, 4:16).
Los Tesalonicenses eran un modelo corporativo. 
Eran un modelo para los otros creyentes. Aquellos que eran imitadores de los apóstoles llegaron a ser modelos para los demás. Ellos eran imitadores de las iglesias y al mismo tiempo modelo para las iglesias; lo segundo por causa de los primero (1 Tes 1:6; 2:14). Como el apóstol enseñaba lo mismo en todas las iglesias, así que el testimonio de Jesús era el testimonio común y único.
 
Ref:
– Entrenamiento para ancianos, libro 1: El ministerio del Nuevo Testamento, capítulo 3
– Estudio-vida de 1 Tesalonicenses, mensajes 12-13
– The Collected Works of Watchman Nee
– Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ, capítulo 3.
Disponibles online en Living Stream Ministry

¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad y es como perseguir al viento si no somos llenos de Dios, como nuestro contenido!

¡Cuando oramos con la Palabra de Dios, la luz resplandece! La Biblia dice con toda claridad que “toda la Escritura es inspirada por el aliento de Dios”… (2Tim 3:16) –y esto significa que todas las palabras que están en la Biblia son el aliento de Dios que pueden convertirse en vida para nosotros cuando la interiorizamos apropiadamente, es decir, cuando las tomamos (leemos) “con toda oración y petición en el espíritu (Ef 6:17-18). Esta mañana en mi tiempo de oración y lectura para ser avivado, encontré algunos versículo “inusuales” que exponen (descubren, desvelan) la realidad de la vida humana “bajo el sol”, sin Dios (Sal 90:10):… Leer artículo completo.

¡La era del jubileo es la era del éxtasis – llegamos a la exultación máxima al disfrutar al Señor!

¡Dios quiere ser el placer del hombre, aquello que el hombre posee y la herencia del hombre – por ello se presentó al hombre en el principio como el árbol de la vida! ¡Al haber perdido el hombre su herencia (Dios mismo) y a su familia (el Dios Triuno y la familia de Dios), el hombre necesita ser recobrado, restaurado y traído de vuelta a su posesión, su herencia! En el Antiguo Testamento vemos que en el pueblo de Dios algunos a veces tenían que vender cuanto poseían y hasta toda la tierra para poder sobrevivir (por diferentes razones). De igual modo, otros se veían forzados por las circunstancias a venderse como esclavos para tener algo que comer y techo sobre la cabeza. Según el tipo mostrado en Lev 25 vemos que el jubileo tiene dos bendiciones principales…. Leer Artículo completo

El significado verdadero del ayuno es dejar de comer de todo excepto a Cristo y comer al Señor como la Palabra Viviente

¿Qué significa ayunar? Desde luego, existe un significado exterior, real y tangible para AYUNAR, que es no comer durante un espacio de tiempo, privarse de ingerir alimentos e incluso bebida. Es bueno ayunar de vez en cuando, cuando nos lo recuerda el Señor –darlo a Él, y cuando Él nos habla, hacerlo por amor a Él y en consagración,¡ayunar para el Señor y delante del Señor! Sin embargo, hay un significado más profundo para el término “ayunar”, que tiene que ver con algo interior, aunque también con lo exterior. El significado verdadero para AYUNAR, según la revelación completa de la Biblia, es ¡no comer nada que no sea el Señor Jesús y no probar nada fuera de Él! ¡Todos necesitamos ayunar – dejar de comer todo lo que sea ajeno a Cristo y solamente comer a Jesús como el pan de vida en Su Palabra! ¡Ante Dios es inicuo obrar para Él sin venir a Él y disfrutarlo, comerlo, tocarlo y recibirlo! ¡Dios no desea que el hombre HAGA cosas para Él, sino que vengamos a Él y lo disfrutemos, lo comamos, lo recibamos y lo toquemos!…
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Read this portion in English via, the real meaning of fasting is to stop eating any other things than Christ and eat the Lord as the Living Word!