El sueño de Jacob es lo más importante en toda la Biblia porque se desarrolla hasta la plenitud de todas las cosas
El sueño de Jacob es crucial para la revelación de Dios a lo largo de toda la Biblia. De hecho, allí se revelan cuatro elementos fundamentales que serán desarrollados en la Escrituras posteriormente, hasta Apocalipsis. En el post anterior vimos que Jacob tuvo un sueño. Este sueño no provenía de él mismo, sino de Dios. Es el sueño de Dios, el cual progresivamente llega a ser nuestro propio sueño. Jacob lo había perdido todo. Estaba sin techo y en completa soledad. La primogenitura que había robado a su hermano, que era mayor que él, había ocasionado que tuviera que huir lejos de todo lo que era familiar e importante para él, y estaba en el desierto. Allí tuvo este sueño celestial (Génesis 28:11-22).
El sueño de Jacob contiene varios elementos como la piedra, la casa, el aceite, la columna y la escalera. Todos estos asuntos serán desarrollados más adelante en las Escrituras y constituyen el corazón de la revelación de la economía de Dios en la Palabra.
¡Señor, gracias por el sueño de Jacob. Gracias porque eres un Dios que se revela. Gracias por el ministerio neotestamentario disponible. Señor, Te amamos. Señor, amamos Tu Palabra. Revélate a nosotros. Gracias por esta visión-sueño de Betel. Gracias que nos has escogido para ser piedras vivas para Tu edificio. Abre nuestros ojos. Prepara nuestro corazón. Gracias que esta mañana te estamos disfrutando en Tu Palabra. Revela tu edificio a nosotros. Revela nuestra condición esta mañana para tomarte como si fuera la primera vez. Eres tan disfrutable. Gracias Señor por Tu economía. Amén!
La piedra y la casa de Dios en el sueño de Jacob
Jacob tomó una piedra del lugar donde estaba y la usó como almohada. Es la primera vez en la Biblia que se menciona una piedra. Anteriormente sólo podemos ver la piedra de ónice en 2:12 y los ladrillos relacionados con Babel. La piedra siempre tiene como fin el edificio:
- A Pedro el Señor le cambió el nombre de Simón a Cefas a (Juan 1:42), que quiere decir Pedro (piedra).
- En Mateo 16:13, el Señor le preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, el Señor Jesús replicó: “Yo también te digo que Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:16-18).
- Cuando Pedro escribió Sus epístolas, dijo “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual (1 Pedro 2:5). Aquí vemos a “piedra” y “casa” estrechamente relacionadas.
- Pablo retomó el concepto al decirle a los corintios que ellos eran “Edificio de Dios” (1 Corintios 3:9) y nos advierte en el siguiente versículo respecto a la manera en que edificamos y lo materiales que usamos, porque toda obra será probada con fuego.
- Tanto las piedras para el edificio de Dios en 1 Corintios 3, como las piedras preciosas para edificar la Nueva Jerusalén, en Apocalipsis, muestran que las piedras son para la edificación de la casa de Dios de manera muy coherente y sostenida.
La piedra que Jacob usó como almohada fue erigida por él como columna, derramando aceite sobre ella. Antes de Génesis 28 no encontramos columnas en el registro bíblico:
- En el relato acerca de Babel y su torre no hay columnas, sin embargo sí encontramos dos grandes columnas en el templo que levantó Salomón (1 Reyes 7:21).
- En Gálatas 2:9 vemos a Pedro y Juan como columnas de la iglesia, y en Apocalipsis 3:12 vemos a los vencedores como columnas en el templo de Dios.
Tampoco podemos encontrar casas antes de Génesis 28:
- Abraham, Isaac y Jacob vivían en tiendas.
- Después del sueño en el desierto Jacob no nos habla de una tienda, que era lo más familiar para él y su cultura, sino de la casa de Dios. Esto es significativo.
- La casa de Dios es Su descanso, Su satisfacción y Su expresión.
- La casa finalmente será agrandada hasta convertirse en una ciudad que expresa a Dios (Apocalipsis 4:2-3; 21:11).
El aceite simboliza a Dios alcanzando al hombre. Dios es Triuno, el Padre como fuente, el Hijo como corriente y el Espíritu es el fluir que llega a nosotros. Dios está en los cielos, pero también está en el hombre. Esto está representado en el derramamiento del aceite que Jacob hace sobre la piedra-almohada:
- Una vez que la simple piedra recibió el aceite perdió su naturaleza común y se convirtió en la casa de Dios.
- Es importante que veamos que lo que hace que la piedra común se convierta en la casa de Dios es la presencia de Dios.
- Cuando Dios está presente podemos hablar de casa de Dios.
- Sin Dios, no importa cuánta estructura haya, no hay morada divina.
- Para que una casa sea nuestra, nuestro hogar tiene que estar ubicado dentro de ese edificio. Lo mismo sucede con Dios.
- El aceite representa a Dios que llega al hombre.
- La existencia, presencia y derramamiento de ese aceite sobre la piedra común es lo que hace que esa piedra represente la piedra viva de la casa espiritual de Dios, que no es algo común. Es Dios quien transforma lo común en santo mediante Su presencia.
- La persona de Dios es lo único santo del universo. Cuando Él está, la santidad está. no existe santidad en la corrección, en la pulcritud, en las buenas acciones.
¿Podemos decir que una buena acción es mala? No. ¿Podemos decir que es santa en sí misma? Tampoco.
Antes de ser salvos no había algo sólido en nuestro interior en lo que pudiéramos apoyarnos. No importa cuánto tuviéramos o cuánta seguridad hubiera a nuestro alrededor, dónde vivíamos o cuál fuera nuestra edad o educación. Todo era ligero y relativo. Cuando recibimos al Señor entonces algo estable y verdaderamente sólido vino a nosotros, y está ahora en nosotros. Puede que hayamos pasado por dificultades después de ser salvos, pero profundamente en nuestro interior sentimos algo sólido sobre lo que podemos apoyarnos y en lo que podemos descansar.
Esta roca sólida es la naturaleza, el elemento mismo de Cristo, forjado en nuestro ser. Nosotros fuimos hechos del polvo de la tierra (Génesis 2:7). Romanos 9 indica que somos vasijas de barro, y no de piedra… a los ojos de Dios el lodo jamás puede ser nuestro descanso. [Lo que es meramente humano no puede] ser nuestro verdadero descanso… Nuestra almohada es el elemento divino, Cristo mismo forjado en nuestro ser.
La naturaleza divina es la roca en nuestro ser. Cristo no es barro, sino roca, la roca. Cristo forjado en nuestro ser es Dios mismos transformándonos de barro en roca para Su edificio. Después del sueño, Jacob erigió la piedra como columna. Esta piedra, que es el material únicamente idóneo para el edificio de Dios, debe ser nuestro material de edificación. Dios descansará cuando esta piedra sea erigida como columna para Su casa. En ese momento nosotros descansaremos. El material adecuado erigido y establecido para la edificación produce el descanso de Dios porque obtiene Su casa, y nuestro descanso porque obtenemos nuestra casa.
Cristo forjado en nosotros nos convierte en piedras vivas y Dios obtiene Su morada anhelada; y nosotros obtenemos nuestra morada cuando Cristo se forja en nosotros. Sólo las piedras vivas habitan en la morada de Dios. ¡Aleluya! Dios y nosotros tenemos casa. Dios en nosotros y nosotros en Dios. Es glorioso ver esta morada mutua. La piedra-almohada de Génesis 28 llega a ser la casa de Dios, que es nuestra casa, llega a ser Su reino, que se expande hasta ser una ciudad. ¿Este sueño es maravilloso! ¡Esta visión es maravillosa!
Ref:
- La palabra santa para el avivamiento matutino, Estudio de cristalización de Génesis (5), semana 25, cuyo tema es «El sueño de Bet-el»
- Estudio-vida de Génesis mensajes 72