Imagen, autoridad y vida divinas

DSC_0049En la creación del hombre por parte de Dios están implicados 3 asuntos muy importantes que necesitamos ver con toda claridad: La imagen de Dios, la autoridad de Dios y la vida de Dios (Génesis 1:26, 2:9)

«El hombre fue hecho a imagen de Dios a fin de expresarlo y ha recibido Su autoridad a fin de representarlo».

Si no hubiéramos sido creados a la imagen de Dios de ninguna manera podríamos expresar a Dios y sin Su autoridad dada al hombre no seríamos capaces de representarlo de ninguna forma. Podemos decir que no es posible expresar a Dios y representarlo sin Su imagen y Su autoridad. Su autoridad incluye ejercer dominio sobre la tierra y derrotar a Satanás.

El tercer elemento es la vida divina, sin la cual no podemos realizar las dos funciones anteriores en la práctica, a pesar de que potencialmente podríamos hacerlo. Para poder expresar realmente a Dios y representarlo con Su autoridad necesitamos poseer la vida de Dios, es decir, es preciso que tengamos a Dios como nuestra vida.

Imagen y autoridad de Dios

Por ello, al inicio de Génesis encontramos el árbol de la vida, en el centro del huerto (Génesis 2:9) que representa y contiene la vida divina, o sea a Dios con Su vida divina disponible para el hombre. La intención original de Dios es que el hombre comiera de este árbol y recibiera la vida eterna. El hombre necesitaba esta vida para alcanzar su plenitud tanto en existencia como en función, es decir, para poseer la plena imagen de Dios, expresando completamente a Dios y ejercer la autoridad que le fue dada para derrotar al enemigo.

La autoridad de Dios tiene que ver con Su reino, que es una esfera donde Dios ejerce Su autoridad y que todo reino esencialmente tiene que ver con un tipo de vida. El reino animal está limitado a los individuos que poseen cierta clase de vida. Un pino no podría pertenecer al reino animal porque la clase de vida que posee no es la propia de un animal. Así mismo el reino de Dios está relacionado con el ámbito de la vida divina. Por ello Dios tiene que impartir Su vida en nosotros para que podamos acceder en realidad a Su reino y que Su reino nos incluya para poder participar en la obra y el gobierno de Dios.

Este proceso fue interrumpido por Satanás cuando sedujo al hombre para comer del fruto del árbol equivocado. Este árbol no proporcionaba al hombre el elemento adecuado y previsto, sino que el hombre fue constituido por el elemento mismo de Satanás, con lo que la caída no fue sólo un simple acto exterior de desobediencia sino que además corrompió el ser mismo del hombre y en éste fue insertado (y mezclado con él) la naturaleza del pecado (que produce pecados) y la muerte. La caída del hombre cronológicamente ocurrió en un momento después de la creación de Dios y antes de que pudiera comer el fruto del árbol de la vida.

¡Señor, alumbra nuestros ojos. Danos una revelación respecto a tu vida y tu propósito. necesitamos que abras nuestros ojos. Nos presentamos a ti y nos abrimos a ti. Señor, cumple tu propósito y quita nuestros velos. Confiamos en ti, que completarás tu obra. Ten misericordia de nosotros y presérvanos para ti. Sálvanos y constitúyenos. Gracias por la vida eterna. Sigue expandiendo el evangelio del reino para la consumación de tu plan. Amén!

Ref: «El Reino«, capítulo uno, de Witness Lee.

2 comentarios en “Imagen, autoridad y vida divinas

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