Debemos tomar la iniciativa de permanecer firmes sobre el terreno único de la iglesia

El buen depósito – Cuando hablamos del terreno único de la iglesia, nos referimos al terreno genuino de la unidad de la iglesia. En el segundo capítulo de 2 Corintios vemos a la iglesia en Corinto. Es interesante que el apóstol no se dirige a una de las iglesias en la ciudad de Corinto ni a la asamblea de las iglesias en esa ciudad, sino a la iglesia en Corinto. ¿Qué relevancia tiene esto? La localidad es importante por cuanto es el medio práctico para  que la iglesia exista de manera concreta en cierto lugar. Sabemos que la iglesia está compuesta por la totalidad de los redimidos y salvos en todo lugar y en todo tiempo, pero al ser criaturas sujetas al tiempo y al espacio, no podemos reunirnos todos, ya sea por la barrera del tiempo, ¿podríamos reunirnos hoy con Martin Lutero? o el espacio ¿podríamos reunirnos aquí con los hermanos que viven en Asia?

El aspecto de la localidad es importante para la existencia, la expresión y la práctica de las iglesias de un modo tangible y práctico. La iglesia en Corinto, es decir el total de todos lo santos en esa ciudad, existía en esa ciudad griega en un momento determinado. El testimonio de Cristo entre ellos se establecía y manifestaba en ese lugar y no en otro, por la razón simple de que ellos habitaban allí. Ellos edificaban el Cuerpo de Cristo en esa locación, sin que su ubicación estorbara este propósito. El Cristo que experimentaban y ministraban es el mismo Cristo de los hermanos en Roma o en Tesalónica, sólo que era expresado en un sitio diferente de aquellos. Esto no solamente es posible sino recomendable, pues el Cristo que disfrutamos es para ser mostrado, dado, modelado, enseñado y entregado a otros.

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Por otro lado, la predicación del evangelio, la oración, la proclamación y enseñanza de la verdad y las reuniones se desarrollaban en la ciudad sin que por esto podamos decir que ellos eran sectarios. ¡No lo eran! No lo eran por la sencilla razón de que ellos habitaban en Corinto y no en otro sitio, pero su testimonio, la verdad que conocían y practicaban, las enseñanzas que recibían y la salvación que llevaban a cabo era única y una, la misma de todos los demás cristianos en otras ciudades del imperio y en otros tiempos.

Vemos en hechos 8:1, 13:1 y en Apocalipsis 1:11 que en cada lugar existían una iglesia local. La localidad revelada para que la iglesia exista está determinada por la ciudad, que es la unidad práctica mínima, no una calle, un barrio, o un grupo específico menor que la totalidad de los hermanos. Según las Escrituras los límites de la ciudad son los límites básicos de la iglesia allí, no más cerca, no más lejos.

Cuando nos reunimos sobre el terreno de la ciudad, sin tomar ningún otro parámetro, favorecemos que el pueblo de Dios se mantenga siendo uno, al seguir las indicaciones de Dios en la Palabra, sin divisiones artificiales, basadas en consideraciones culturales, doctrinales o de barrios (Sal 133; Jn 17:11, 21-23; 1Co 1:10; Ef 4:3-4). En segundo lugar, el único nombre en el que el pueblo de Dios debe reunirse es el de nuestro Señor, cuya realidad es el Espíritu; denominarnos usando cualquier otra consideración, buena o mala, es dividirnos según las perspectiva divina, es cometer fornicación espiritual (Mt 18:20; 1Co 1:12; 12:3).

Debemos mencionar dos puntos más en relación a este asunto que es de vital importancia: En el Nuevo Testamento, la habitación de Dios, Su morada está en nuestro espíritu, previamente regenerado por el Espíritu Santo que vino a vivir en la parte más profunda de nuestro ser, nuestro espíritu, cuando creímos. Reunirnos para adorar a Dios es ejercitar nuestro espíritu regenerado, contactando a Dios, disfrutando a Dios, experimentando a dios, cuando estamos juntos. Esta es la reunión cristiana, cuando ejercitamos nuestro espíritu para entregarnos a Dios, disfrutar a Dios y permanecer en Él, haciendo todas las cosas en / para Dios Jn 3:6; Ro 8:16; 2Ti 4:22, Ef 2:22; Jn 4:24; 1Co 14:15).

Por último, en relación a nuestra adoración a Dios (no sólo estando reunidos) lo normal sería experimentar la aplicación práctica de la cruz de Cristo, representada por el altar (Dt 12:5-6, 27), al rechazar la carne, el yo y la vida natural y adorar a Dios única y exclusivamente con Cristo (Mt 16:24; Ga 2:20). Cualquier otra cosa podría ser más cómodo, más fácil, más de acuerdo a consideraciones naturales pero no sería apropiado y no sería la adoración apropiada que Dios anhela y necesita y que lleva a cabo Su propósito en esta tierra hoy.

Ref: ‘Tomar la iniciativa como ancianos y hermanos responsables‘, semana 7: Tomar la iniciativa de estar firmes sobre el terreno único de la iglesia, de permanecer sujetos a la limitación del Cuerpo de Cristo y de ser conscientes del Cuerpo en unanimidad, día 1 y 2.

4 comentarios en “Debemos tomar la iniciativa de permanecer firmes sobre el terreno único de la iglesia

    1. Amén, Orlando. El disfrute del Señor está resultando en el estableciendo de Su testimonio por toda la tierra. ¡Adelante! Somos salvaguardas de la unidad del Espíritu (Ef 4:3) y responsables por y beneficiarios de la unidad práctica cuyos componentes son la fe y el pleno conocimiento del Hijo de Dios (Ef 4:13). Un saludo

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