Habíamos compartido que la economía de Dios se funda en la fe, pues es por fe que Dios se imparte en nosotros. Cualquier otro enfoque es radicalmente no escritural y está alejado de una comprensión sobria, profunda y equilibrada de la Palabra. Si permanecemos en la luz de Dios y recibimos revelación con respecto a lo que Dios desea, hace y anhela completar, entonces veremos que Su economía, esto es, Su gestión administrativa, Su plan, que consiste en impartirse a Sí mismo en Su pueblo escogido, se realiza en la esfera, es decir, el contexto de la fe, dentro de la fe, y en el elemento de la fe, lo que significa que todo cuanto Dios lleva a cabo es en la fe y por fe.
Lo que es ajeno a la fe no tiene relación alguna con la economía de Dios (Ga 3:23-26).
Según el Nuevo Testamento, la fe es Dios mismo como la Palabra que nos ha sido hablada. Dios en Cristo llega hasta nosotros por medio de la Palabra de Dios y mediante el Espíritu de Dios. En Juan 1:1 vemos que la Palabra es Dios. Mucho se ha escrito sobre este tema, sin embargo, si recibimos y exponemos la Palabra, según la Palabra misma y no de acuerdo a un sistema previo, veremos que la Palabra no sólo es Espíritu y es vida, sino que por ser Espíritu y ser vida es Dios. Esta Palabra se hizo carne. El apóstol Juan, a pesar de lo profundo y solemne del asunto, usa frases muy directas y breves. Nuestra mente natural no es directa ni breve, sino que cavila, tirita y se opone continuamente a la Palabra revelada, dando opciones razonadas y estorbadas continuamente por nuestras tradiciones.
«La Palabra de hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros» (Juan 1:1, 14). El Dios Triuno, el Dios completo, el Dios creador, el Dios misterioso y viviente se encarnó en una persona humana, real, temporal y definida, Jesús.
Luego de vivir una vida humana normal, aquel que es hombre perfecto y Dios completo, que estaba en la carne en semejanza de pecado fue a la muerte y muerte en cruz sin haber pecado jamás, murió de manera vicaria por todos nosotros, y resucitó al tercer día, para finalmente ser ascendido, para reinar como Cristo y Señor de todos.
Jesús dijo: «Las Palabras que os he hablado son Espíritu y son vida». Una vez más decimos siguiendo fielmente la Palabra de Dios. Las Palabras que el Señor habló son Espíritu y son vida. Las Palabras que nos explicaron, mostraron y desvelaron el reino, el propósito de Dios, la naturaleza humana, la fe, la redención, la persona de Cristo, la naturaleza de Dios, la iglesia, la piedad… son Espíritu y son vida.
Además nos ha sido revelado que el Señor es el Espíritu (2 Co 3:17), pues fue hecho el Espíritu en resurrección (1Co 15:45) para morar en nosotros. Todo esto es real y maravilloso.
Todas las cosas que tienen que ver con la economía de Dios ocurren, se realizan y se llevan a cabo en fe. El fundamento de la economía de Dios es la fe. ¡Aleluya! Por la Palabra y por el Espíritu Dios en Cristo ha llegado a nosotros, para habitar en nosotros, para mezclarse con nosotros para nuestra salvación completa. ¡Amén! Todas estas realidades llegan a ser nuestras por fe. ¡Aleluya!
Pingback: La economía de Dios se lleva a cabo en la esfera de la fe « El buen depósito
Pingback: Para guardar la fe necesitamos la fe y una buena conciencia « Blog del hermano López
Pingback: Para guardar la fe necesitamos la fe y una buena conciencia « El buen depósito