La economía de Dios es ciertamente contraria a las enseñanzas diferentes (1Ti 1:3-4) que existían entre las iglesias. El apóstol encomendó a Timoteo específicamente que mandase a algunos que no enseñaran cosas diferentes en Éfeso. Estas cosas proliferaban de parte de algunos que se hacían maestros de la ley sin saber de lo que hablaban y sin tener la autoridad de Dios, aunque estaban muy seguros (v.7). Estas consistían en mitos y genealogías interminables y la ley. En esta situación implica discusión por hacer prevalecer las propias preferencias de algunos que usaban la ley ilegítimamente (v.8), causando más discusión. Las historias, cuentos, fábulas y demás asuntos que divulgaban eran nada más que vanas palabrerías (v.6) que desvían a los santos del camino recto de la economía de Dios. Estas cosas son usadas por el enemigo de Dios para distraer, sustraer y alejar al pueblo de Dios de Su economía.
La economía de Dios se refiere a la economía doméstica de Dios (Ef 1:10; 3:9), el arreglo administrativo de Dios de impartirse a Sí mismo en Cristo a Sus escogidos para lograr Su propósito de obtener una familia genuina que le exprese, la cual es la iglesia, el Cuerpo de Cristo (1Ti 3:15). Este es Su plan. El ministerio del apóstol estaba centrado en la economía de Dios (Col 1:25; 1 Co 9:17).
“La economía divina debe ser presentada claramente a los santos en el contexto de la administración y el pastoreo de una iglesia local”.
Hoy se habla mucho del reino de Dios y casi pasa inadvertido el asunto de la familia de Dios. Sin embargo, sin esta familia no puede haber un reino. Dios se ha impartido a Sus escogidos y los ha constituido Su familia. Esta familia, nacida de Dios y por ende emparentada con Dios de manera genuina, con la vida y naturaleza divinas, de manera espontánea llega a ser el reino de Dios. En esto estaba firmemente enfocado el ministerio de Pablo que estaba en contraposición con lo que se presenta en la primera epístola a Timoteo.
Este arreglo doméstico de Dios se funda en la fe (v.4). A Dios lo recibimos enteramente por fe. Toda la economía de Dios, Su plan, Su administración se lleva a cabo en la esfera y en el elemento de la fe, en Dios y por medio de Cristo, no por medios naturales o esfuerzos humanos al tratar de guardar la ley. Los esfuerzos por guardar y cumplir la ley, aún hasta niveles heroicos de nada sirven en términos de nuestra salvación, es decir, son vanas en cuanto a recibir la impartición divina y ser así incorporados a la familia de Dios. Esto ocurre en la esfera espiritual de la nueva creación por medio de la regeneración que es por fe en Cristo (Ga 3:23-26).
“Es por medio de la fe que nacemos de Dios y llegamos a ser hijos Suyos que participan de Su vida y naturaleza para expresarle a Él. Por medio de la fe somos puestos en Cristo y llegamos a ser miembros de Su Cuerpo que participan de todo lo que Él es, con miras a Su expresión. Ésta es la economía de Dios según Su economía neotestamentaria, la cual se lleva a cabo en fe”.
Referencias:
Estudio-vida de 1 Timoteo mensaje 1.
Estudio-vida de Gálatas mensajes 11 y 12
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