Qué gran cambio el de los apóstoles

«El hito que divide a los Evangelios del libro de los Hechos es la unanimidad entre los ciento veinte”.

«Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Juan y Jacobo, y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hermano de Jacobo (Santiago). Todos estos perseveraban unánimes en oración, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos (Hch 1:13-14)».

¿Qué ocurrió entre los apóstoles para que veamos un cambio tan radical? Antes ellos eran discutidores, contenciosos, con muchas opiniones, ansiosos, ambiciosos, individualistas, hubo traición entre ellos, faltos de fe, testarudos, confiados en sí mismos e ignorantes. Todo esto es lo opuesto de la práctica de la unanimidad en oración.

Algunos ejemplos de la situación previa:

  • Ellos discutían quién era el mayor entre ellos (Lc 22:23-24) [el término «discutían» se refiere a la afición a la rivalidad y el ansia por contender; así que en ambos casos es un comportamiento, no un hecho aislado]
  • «Mas Pedro seguía diciendo con mayor insistencia: Aunque me sea necesario morir contigo, de ninguna manera te negaré. También todos decían lo mismo (Mr 14:31)».
  • Al llegar a Getsemaní el Señor les pidió que velaran (Mr 14:34) pero no había pasado una hora y ya dormían (14:37), y volvió a ocurrir (v. 40) y una tercera vez (v. 41).
  • Cuando la transfiguración del Señor Pedro propuso conseguir tres tiendas, una para Elías, otra para Moisés y una tercera para el Señor. Él los percibía en el mismo nivel y equiparó la ley y los profetas con el Señor (Mt 19:4).

Entonces, ¿qué ocurrió que de un grupo de individuos con tendencia a contender entre ellos sin entender casi nada, se llegó a la unanimidad del grupo, recibiendo las bendiciones de Dios, es decir, los que eran salvos siendo añadidos?

La resurrección del Señor (Mt 28:6) fue lo que ocurrió y después de este acontecimiento todo cambió, no simplemente de manera externa o legal, sino en la esencia.

Nuestra posición frente a Dios ciertamente cambió, pero, y esto es lo más importante, nuestra relación con Dios cambió cualitativamente.

Sigamos el registro bíblico:

  • Se apareció primero a las mujeres (Jn 20:14-16).
  • Los discípulos son hechos hijos de Dios y hermanos de Jesús (nunca antes), en virtud no de la creacion de Dios sino por causa de la resurrección del Señor (Jn 20:17).
  • Se reunió con los discípulos corporalmente (Jn 20:19-20).
  • Los envía, exactamente como el Padre lo había enviado a Él (Jn 20:21).
  • «Sopló en ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo (Jn 20:22).

El Espíritu mencionado en el último punto es el que esperaban en Juan 7:39 y del cual se afirma que no existía antes de la resurrección del Señor.

  • Este es el Espíritu que fue prometido en Juan 14:16-17, 26; 15:26 y 16:7-8, 13, al que se le llama «Consolador» (también «abogado» en 1Jn 2:1) y que el Señor dice que es el Espiritu de realidad (14:16-17) y también el Espíritu Santo (v. 26).
  • Este es el Espíritu que el Señor afirma que el mundo no puede ver ni recibir pero que Sus discipulos sí, porque después de la resurrección estará en ellos y con ellos (Jn 20:22, 14:17).
  • Este es el Espíritu al que el Señor llama Consolador pero también dice que es Él mismo (14:18).
  • Este es el Espíritu de vida en Romanos 8:2, que nos libra desde nuestro interior del pecado y la muerte, que también actúan en nosotros.
  • Este es el Espíritu vivificante, que es el Señor mismo (el postrer Adán) después de la resurrección (1Co 15:45).
  • Este Espíritu, por otro lado, no se refiere a Hechos 2:1-4, 8, donde se cumple la promesa del Padre en Lucas 24:49 (artículo posterior).

Como vemos, el Espíritu que los discípulos recibieron en su interior en Juan 20:22 es complejo. Este maravilloso Espíritu que recibimos es muchas cosas al mismo tiempo, lo incluye todo y todo lo abarca, y nos capacita para contactar a Dios, disfrutarle, vivirle, ser transformados, representarle, hacer Su obra y ser Su satisfacción. ¡Aleluya!

Es por este Espíritu de vida, el Consolador, nuestro abogado, que es Cristo mismo hecho disponible, que los discípulos llegaron a ser unánimes en oración.

Referencia y lectura adicional:

  • Entrenamiento para ancianos, libro 7: Ser unánimes para el mover del Señor.
  • Estudio-vida de Juan
  • Estudio-vida de Hechos

Disponibles en Living Stream Ministry

La operación en nosotros de Cristo como el Espíritu

«El Señor, como el postrer Adán en la carne, llegó a ser el Espíritu vivificante (1Co 15:45) por medio de la muerte y la resurrección. Así como el Señor es la corporificación del Padre, el Espíritu es la realidad de Él”.

Como el Espíritu, y solo de este modo, el Señor puede realizar lo siguiente:

  • Infundirse en nosotros, Sus muchos hermanos, y fluir desde nosotros como ríos de agua viva, lo cual es necesario para que podamos prevalecer sobre el mundo, el enemigo, el pecado y la muerte (Jn 7:38-39). Este es un privilegio que no tiene ningún otro ser en este universo.
  • Entrar en nosotros como nuestro consolador y morar en nosotros. No importan las circunstancias en las que estemos (Jn 14:16-17).
  • Vivir en nosotros para que podamos nosotros vivir por Él y también con Él (Jn 14:19) a pesar de cualquier ataque externo or tribulación.
  • Permanecer en nosotros para que nosotros podamos permanecer en Él (Jn 14:20; 15:4-5) sin importar cuáles sean las circunstancias.
  • Venir con el Padre a nosotros y hacer morada con nosotros (Jn 14:23). No se me ocurre nada mejor.
  • Hacer que todo lo que Él es, la totalidad de lo que Él dice, todo aquello que se ha propuesto y todo cuanto tiene sea absolutamente real para nosotros (Jn 16:13-16).
  • Venir para reunirse con nosotros, Su iglesia, para anunciarnos el Nombre (la realidad) del Padre y alabar al Padre en nuestro medio (He 2:11-12).
  • Darnos vida, la vida divina (Zoé) abundantemente (Jn 10:10).
  • Enviarnos a cumplir Su comision Consigo mismo como vida, como suplir de vida y como nuestro todo, exactamente igual como el Padre lo envió a Él (v. 21), con todas las cualificaciones necesarias, la capacidad para representarlo y con la autoridad en la comunión de Su Cuerpo (v.23).

Solo a través de la operación de Dios, en Cristo, como el Espíritu vivificante en nosotros, podemos ser unánimes para guardar la unidad de la iglesia.

Referencia y lectura adicional:

  • Estudio-vida de Juan
  • El Espíritu todo-inclusivo
  • Cristo como Espíritu en las epistolas

Disponible en Living Stream Ministry